"Estoy tirado encima de una mochila de 20 kgs, cubierto con mi saco de dormir, en mitad de una callejuela de tiendas en Coma-Ruga, en una lluviosa noche, a la cual seguirá un lluvioso día, al cual seguirá otra lluviosa noche, o eso pronosticaba el tiempo. Ese es el único pronóstico medio fiable del viaje. Un viaje que comienza hoy, 14 de junio de 2010, día que termina con una sonrisa en los labios. No se dónde dormiré mañana ni me importa.
Solo se que me siento libre. Libre de las preocupaciones habituales, libre de ver los mismos paisajes día y noche, libre de mi ordenador, de mi cama, de la gente que me tortura con sus estupideces, libre de mi mismo, o al menos, de esa versión de mi mismo que había construido adaptándome a mi entorno. Aquí soy libre de vivir. Tengo comida, tengo un objetivo, tengo al loco de Jairo durmiendo en otro jodido saco, y se que aquí no me alcanzará la mierda habitual, aquí no pensaré que pierdo el tiempo, que no pasarán los días sin que me dejen un recuerdo perdurable en mi memoria.
La gente se preocupa por encontrar trabajo, encontrar pareja, encontrar amigos que no le traicionen, pero pocos se preocupan realmente por vivir. Veo el puto "cenicero del rock" que tengo delante, un vaso del que hemos bebido whisky del malo hace poco, y me parece precioso. Y lo es porque está aquí y mañana puede que ya no. ¿No consiste en eso la puta vida? Quien cree en lo constante se equivoca.
Y aquí estamos dos locos por vivir, viviendo la vida como debe ser. Completamente locos."
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