
Hace poco leí de nuevo Estoy esperando lo imposible, penúltimo post de la tercera temporada. La verdad es que me sorprendí bastante al redescubrir ciertas cosas que pensaba antes. ¿Pero qué ha pasado para que ya no me acuerde tanto de esas cosas? ¿Han cambiado mis ideales?
La realidad, supongo. Esos ideales están de puta madre, pero obsesionarse con ellos puede llegar a paralizarte en más de una ocasión. Al fin y al cabo, no puedes darle la espalda a la sociedad: te rodea por los cuatro costados. Es por eso que en algunos aspectos soy menos radical, por simple inteligencia emocional. Pero no es menos cierto que esos ideales siguen dentro, escondidos, atrincherados en el único hueco libre de dolor de ese órgano, ya sabéis, que suele bombear sangre pero que queda tan bien en las metáforas...
Pero bueno, este no es un post tochaco contando lo que ha pasado estos cuatro meses (lo iba a hacer, sus lo juro, así que dadle gracias a, qué se yo, los errores de windows porque haya cambiado de opinión), es más bien una divagación que quiero compartir con todos. En la entrada número 73 del sacridelicioso spin-off de este blog, llamada oportunamente Por lo que somos (en homenaje al post 50 de este blog, Por lo que fuimos), una muchacha(da nui) a la que no conozco me puso esta sabia frase:
(¡Seguro que no imaginaba encontrarse aquí, si es que se encuentra! Como ves, no he dejado mi blog, solo ha estado hibernando un rataco grande XD).
Eso fue antes de todo lo que ha pasado en este tiempo. Por entonces no quería hacer caso de esas palabras, no creí que fuera necesario ser un poco / algo cabrón, ni hacer que me dejara de importar la gente. Yo quería seguir siendo yo, no quería que la gente pudiera pensar mal de mí, y todo eso.
Pero en estas que la vida pasa y ciertas cosas te dejan un sabor agridulce. Y hablando un día con mi clienta Yuripa (para quien yo soy su Oráculo, que no quiere decir que tenga un reloj en el recto :D), solté una frase a la que le estoy dando vueltas desde entonces:
- El egoísta gana.
Hay un problema. Ese no soy yo. Y uno puede estar jodido un mes, tal vez dos, pero si de repente conoces a gente como Ari o Samy, o tienes a una amiga como Tania a tu lado, o Micky o Ana o Jordi o Xantal o quién puñetas se te ocurra, la cosa de "paso de todo el mundo" no te dura.
Hace dos semanas hubo de nuevo abrazos gratis, convocados por Xarly, nuestro anarquista malote favorito, porque le entraron ganas de repente. El caso es que fui. Hacía tres meses que no abrazaba y esta vez sí, habían pasado muchísimas cosas desde la última vez. "A ver si así me animo como hacían los abrazos siempre...".Y pasó algo. No me sentí con ganas de abrazar. Eso ya había pasado antes, me había cabreado con todo el mundo pero siempre había reunido las fuerzas para lanzarme a saco... esta vez no. Levanté el cartel pocas veces. Micky me miró.
- Tío, ¿qué está pasando? ¿Por qué no tengo ganas de abrazar? ¿Y mis ideales?
- Tus ideales... te los han pisoteado.
Tenía razón. No teníamos ganas de abrazar. Queríamos ir a Norma, echar una ojeada y pirarnos. Él también se sentía raro. No me extraña. Han pasado muchas cosas estos cuatro meses...Así que esta vez la cosa sí que está un poco crítica. ¿Borrón y cuenta nueva, pues? ¿A vivir como todo el mundo?

A base de balazos se habían construido mis ideales, y no iban a morir por uno o dos más. Fue mi nick durante una temporada, y le he tenido un cariño especial a esa frase desde entonces. Siempre que me encontraba decaido, o empezaba a sentir el peso de todo, me la ponía, como un mantra, recordándome lo que pensé en aquella época. Siempre recordándomela para no caer ante la primera hostia que me dieran.
No se si esos ideales resurgirán, sigo teniendo un proyecto referido a ellos en mente. Ahora no me veo llevándolo a cabo, pero tal vez en un tiempo, cuando todo esto haya pasado y haya aprendido...
¿Y si no?
Bueno, entonces queda la vía fácil, conformarme.
Pero ese no es mi estilo :D
1 comentario:
Pequeño Matalascañas...
A veces creemos en el hamor (sí, con hache), en la amistad y en todas esas repanochas que tan bien están y a veces las mandamos a tomar por culo.
Las ideas van en función de nuestros intereses, y cada persona es un mundo. Sé de personas manipuladoras y/o egoístas que tienen a todo el mundo lamiéndole las suelas de los zapatos igual que conozco a gente que da todo lo que puede y sufre por los demás y aún así no se comen una mierda. Lo mejor es el siempre sano punto intermedio: hay veces que las circunstancias nos vuelven más egoístas y otras veces no podemos evitar deshacernos por y para los demás y sufrir lo que no es nuestro. No sé si me explico, pero ya sabes mi estado semietílico actual xd
Y eso: que vivimos cuatro días y luego nos pudrimos, filosofear mola y quizá nos ayude a ligar y todo eso (los caminos del señor son inescrutables), pero lo que no debemos hacer es comernos la puta cabeza. Lo sé por experiencia. Lo que nos tenga que suceder, nos sucederá; si perdemos oportunidades por nuestra manera de ser o por otros hechos siempre podemos achacarlo a ese maldito destino o a la pu(ñe)t(er)a suerte, pero vaya, menos comerse la cabeza, haga usted lo que quiera.
Y eso, hermanito: sé feliz y antes de comerte la olla... Yo que coño sé, pero no te comas la olla hot-tia xd
Te quiero, Pumpkin.
Publicar un comentario