viernes, abril 25, 2008

Las ideas son a prueba de balas

Como iba diciendo en el post anterior...

Hace poco leí de nuevo Estoy esperando lo imposible, penúltimo post de la tercera temporada. La verdad es que me sorprendí bastante al redescubrir ciertas cosas que pensaba antes. ¿Pero qué ha pasado para que ya no me acuerde tanto de esas cosas? ¿Han cambiado mis ideales?

No, realmente no han cambiado... Me siguen pareciendo geniales los ideales tras los auténticos abrazos gratis (nuestro vídeo ya lleva 200.000 visitas, por cierto), me sigue incordiando la cuadriculación de un sentimiento como el amor en una tradición un tanto absurda hoy en día, me sigue asqueando que esta sociedad obligue a que la gente se venda por dinero, y me sigue gustando la idea de crear un mundo mejor, más libre y humano que el que tenemos ahora. ¿Qué ha pasado, pues, para olvidar todo eso?

La realidad, supongo. Esos ideales están de puta madre, pero obsesionarse con ellos puede llegar a paralizarte en más de una ocasión. Al fin y al cabo, no puedes darle la espalda a la sociedad: te rodea por los cuatro costados. Es por eso que en algunos aspectos soy menos radical, por simple inteligencia emocional. Pero no es menos cierto que esos ideales siguen dentro, escondidos, atrincherados en el único hueco libre de dolor de ese órgano, ya sabéis, que suele bombear sangre pero que queda tan bien en las metáforas...

Pero bueno, este no es un post tochaco contando lo que ha pasado estos cuatro meses (lo iba a hacer, sus lo juro, así que dadle gracias a, qué se yo, los errores de windows porque haya cambiado de opinión), es más bien una divagación que quiero compartir con todos. En la entrada número 73 del sacridelicioso spin-off de este blog, llamada oportunamente Por lo que somos (en homenaje al post 50 de este blog, Por lo que fuimos), una muchacha(da nui) a la que no conozco me puso esta sabia frase:

"Sabes? pasa un poco de la gente, sé más egoísta, eres el típico chaval buenazo del que nadie se atrevería a pensar que es capaz de hacer alguna maldad, pero tienes más de lo que te ven. No dejes tu blog."

(¡Seguro que no imaginaba encontrarse aquí, si es que se encuentra! Como ves, no he dejado mi blog, solo ha estado hibernando un rataco grande XD).

Eso fue antes de todo lo que ha pasado en este tiempo. Por entonces no quería hacer caso de esas palabras, no creí que fuera necesario ser un poco / algo cabrón, ni hacer que me dejara de importar la gente. Yo quería seguir siendo yo, no quería que la gente pudiera pensar mal de mí, y todo eso.

Pero en estas que la vida pasa y ciertas cosas te dejan un sabor agridulce. Y hablando un día con mi clienta Yuripa (para quien yo soy su Oráculo, que no quiere decir que tenga un reloj en el recto :D), solté una frase a la que le estoy dando vueltas desde entonces:

- El egoísta gana.

Y es cierto. Da asco, pero es cierto. ¿O no? Un poco asqueado de todo, esta y la otra frase "no dependas de nadie que no dependa de ti" se convirtieron en mis únicos principios. El resto a la basura. Y funciona. Da asco, pero funciona. Si no dependes emocionalmente de nadie, no te hacen daño. Si eres egoista, nunca harás el idiota haciendo concesiones a los demás, por lo que nunca te podrán apuñalar. Suena bien, ¿eh? Ser egoista implica mandar a zurrir mierdas con un látigo a mis teorías, tanto mi tendencia a la anarquía como mi otra teoría superchachiguay que nadie entiende sobre el amor. También implica no pensar demasiado, por lo que actúas, y punto. Está muy bien, qué puñetas, probadlo algún día.

Hay un problema. Ese no soy yo. Y uno puede estar jodido un mes, tal vez dos, pero si de repente conoces a gente como Ari o Samy, o tienes a una amiga como Tania a tu lado, o Micky o Ana o Jordi o Xantal o quién puñetas se te ocurra, la cosa de "paso de todo el mundo" no te dura.

Hace dos semanas hubo de nuevo abrazos gratis, convocados por Xarly, nuestro anarquista malote favorito, porque le entraron ganas de repente. El caso es que fui. Hacía tres meses que no abrazaba y esta vez sí, habían pasado muchísimas cosas desde la última vez. "A ver si así me animo como hacían los abrazos siempre...".

Y pasó algo. No me sentí con ganas de abrazar. Eso ya había pasado antes, me había cabreado con todo el mundo pero siempre había reunido las fuerzas para lanzarme a saco... esta vez no. Levanté el cartel pocas veces. Micky me miró.

- Tío, ¿qué está pasando? ¿Por qué no tengo ganas de abrazar? ¿Y mis ideales?

- Tus ideales... te los han pisoteado.

Tenía razón. No teníamos ganas de abrazar. Queríamos ir a Norma, echar una ojeada y pirarnos. Él también se sentía raro. No me extraña. Han pasado muchas cosas estos cuatro meses...

Así que esta vez la cosa sí que está un poco crítica. ¿Borrón y cuenta nueva, pues? ¿A vivir como todo el mundo?

Siempre que estoy en este estado entre pasar de todo y reafirmarme en lo que creo recuerdo un nick que me puse en verano de 2006, a la vuelta de mis vacaciones, cuando había reflexionado y había definido mis ideales. Era una frase de V de Vendetta. V se la dice a Finch cuando éste le dispara.


A base de balazos se habían construido mis ideales, y no iban a morir por uno o dos más. Fue mi nick durante una temporada, y le he tenido un cariño especial a esa frase desde entonces. Siempre que me encontraba decaido, o empezaba a sentir el peso de todo, me la ponía, como un mantra, recordándome lo que pensé en aquella época. Siempre recordándomela para no caer ante la primera hostia que me dieran.

Bueno, este año han llovido un par de hostias. He probado un poco lo que es ser algo egoista, que está bien pero no me convence. Si pasas de todo, no eres feliz realmente. Y ese no soy yo. Eso lo demuestra que posts como éste de Samy hagan que me entre algo en el ojo (o cualquier mención a lo fonita que es la amistaz, en general).

No se si esos ideales resurgirán, sigo teniendo un proyecto referido a ellos en mente. Ahora no me veo llevándolo a cabo, pero tal vez en un tiempo, cuando todo esto haya pasado y haya aprendido...

Con la ayuda de gente como Micky, Ana, Tania, Ari, Samy y todos esos que no nombro por perrería pero que están ahí... o con el recuerdo de gente que estuvo, aunque ya no lo esté (esperemos que vuelvan)... tal vez las ideas realmente sean a prueba de balas.

¿Y si no?

Bueno, entonces queda la vía fácil, conformarme.

Pero ese no es mi estilo :D

1 comentario:

Aranzazu dijo...

Pequeño Matalascañas...

A veces creemos en el hamor (sí, con hache), en la amistad y en todas esas repanochas que tan bien están y a veces las mandamos a tomar por culo.
Las ideas van en función de nuestros intereses, y cada persona es un mundo. Sé de personas manipuladoras y/o egoístas que tienen a todo el mundo lamiéndole las suelas de los zapatos igual que conozco a gente que da todo lo que puede y sufre por los demás y aún así no se comen una mierda. Lo mejor es el siempre sano punto intermedio: hay veces que las circunstancias nos vuelven más egoístas y otras veces no podemos evitar deshacernos por y para los demás y sufrir lo que no es nuestro. No sé si me explico, pero ya sabes mi estado semietílico actual xd
Y eso: que vivimos cuatro días y luego nos pudrimos, filosofear mola y quizá nos ayude a ligar y todo eso (los caminos del señor son inescrutables), pero lo que no debemos hacer es comernos la puta cabeza. Lo sé por experiencia. Lo que nos tenga que suceder, nos sucederá; si perdemos oportunidades por nuestra manera de ser o por otros hechos siempre podemos achacarlo a ese maldito destino o a la pu(ñe)t(er)a suerte, pero vaya, menos comerse la cabeza, haga usted lo que quiera.

Y eso, hermanito: sé feliz y antes de comerte la olla... Yo que coño sé, pero no te comas la olla hot-tia xd

Te quiero, Pumpkin.