Coleccionismo con Sadu

Ojo, no confundir con sado. Ahora estamos hablando de una frikada que empezó el año pasado a la que finalmente he bautizado como Sadumasuquismu.

Estoy seguro de que todos vosotros os habréis encontrado, tarde o temprano, con un papelillo tal que asín:


¿Y quién no ha recibido nunca un papelillo de un maestrochamánafricano- granmédiumespiritualmágicoconpoderesnaturalesyexperienciaentodoslos- camposdelaaltamagiaafricana? Fue tan grande la impresión que recibí a principios del año pasado (y tan atrevida la idea de aprendérmelo para que Joso le llamara, que por cierto aún tiene que hacerlo porque me aprendí hasta el teléfono) que seguí a la caza y captura de estos documentos. Y es que si éste fuera el único papelillo que tengo, no podríais considerarme un enfermo.

Observad mi magna colección de Sadus:

¡El sadu-rap! ¡Sadu, Baba, Ali, Tadu! ¡Abou, Seko, Kaba, DJ Ikine...!¡...Karimu, Amine(¿ácide?), Ama, Saraba! ¡Omar...!¡...Karim, Masuma, Lay (¿al punto sá?)! ¡Madiba, Banna, Bakay...!
¡...Salimo! (¿salimo' o qué?)

Después de año y medio de coleccionismo he conseguido reunir todas estas magnas piezas que meteré en algún lado de mi habitación. Dato curioso: si tenéis suficiente tiempo para desperdiciar como para gastarlo en leer por encima los papelillos, veréis que todos dicen casi exactamente lo mismo. ¿Tienen contratados al mismo desgraciado para que les escriba los papelillos? ¿Son una red mafiosa? ¿Son los espíritus mágicos? (ey, que cada uno tiene los mejores que existen. Estaran divididos los pobres, que por ser espíritu, no tienen por qué explotarte. ¡Plataforma para la Defensa de Espíritus Mágicos YA!). Les mantendremos informados.

Sea como sea, ha estado bien coleccionarlos y echarnos unas risas. Así que a todos ellos, gracias. Sin vosotros nadie me habría mirado raro en la escalera del metro mientras recogía papelillos del suelo.

Y por supuesto, aparte del clásico Sadu, siempre recordaré el mítico momento en que un repartidor de estos, que daba tarjetitas de Medident, me dio una y, tras darme dos palmaditas en la cabeza, pronunció unas palabras raras de las que Joso y yo extrajimos esta expresión:

Zenkiumog! (poc poc!)